Domingo Liotta, un destacado médico argentino nacido en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1924 en Diamante, Entre Ríos, es reconocido como uno de los pioneros en el campo de la cardiología y la medicina cardiovascular, especialmente por su innovadora contribución al desarrollo del corazón artificial.

Fue médico del ex presidente Juan Domingo Perón, ocupó el cargo de secretario de Salud y fue un personaje clave en el impulso del derogado Sistema Nacional Integrado de Salud.

Manteniéndose vigente con el paso de los años, Liotta también fue director de la secretaría de Ciencia y Tecnología durante el gobierno de Carlos Menem, entre los años 1994 y 1996.

Liotta se graduó de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1947, donde obtuvo su título de médico cirujano. 

Posteriormente, continuó sus estudios especializándose en cirugía cardiovascular en la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos. Fue en este centro donde comenzó a gestarse su interés por encontrar soluciones para problemas cardíacos graves.

Su incansable trabajo y dedicación en el campo de la medicina lo llevaron a desarrollar, en colaboración con el ingeniero argentino-estadounidense Michael DeBakey, el primer corazón artificial completamente funcional. 

Este hito histórico se materializó en 1969 con la creación del “corazón de Liotta-DeBakey”, un dispositivo revolucionario que imitaba la función del corazón humano y que marcó un antes y un después en la medicina cardiovascular.

Las contribuciones de Liotta no se limitaron solo al desarrollo del corazón artificial. También fue pionero en técnicas de bypass coronario y realizó importantes investigaciones sobre trasplantes de corazón. 

Su trabajo no solo salvó vidas, sino que abrió nuevas puertas en el campo de la cirugía cardíaca, ofreciendo esperanza a pacientes con enfermedades cardíacas terminales.

Por sus destacadas contribuciones a la medicina, Domingo Liotta recibió numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su carrera. 

Entre ellos se destacan el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología en Argentina y el prestigioso Premio Gairdner de Canadá, considerado uno de los más importantes en el ámbito de la medicina.

A pesar de su fallecimiento el 31 de agosto de 2022 a sus 97 años, el legado de Domingo Liotta perdura en la medicina moderna. Su visión pionera y su inquebrantable compromiso con la innovación continúan inspirando a generaciones de médicos y científicos en la búsqueda de soluciones para enfermedades cardiovasculares. 

La noticia fue confirmada por el Consejo de Cardiología Clínica y Terapéutica de la Sociedad Argentina de Cardiología.

Domingo Liotta no solo fue un médico brillante, sino también un verdadero visionario cuyo impacto perdurará en la historia de la medicina.

¿Qué es y cómo funciona el corazón artificial?

El “corazón artificial” desarrollado por Domingo Liotta, en colaboración con Michael DeBakey, es un dispositivo diseñado para imitar la función del corazón humano en casos de insuficiencia cardíaca grave. 

Este invento revolucionario, conocido como el “corazón de Liotta-DeBakey”, marcó un hito histórico en la medicina cardiovascular y abrió nuevas posibilidades para el tratamiento de pacientes con enfermedades cardíacas terminales.

El corazón artificial consta de varios componentes clave:

• Bomba: El corazón artificial está equipado con una bomba electromecánica que imita la acción de bombeo del corazón humano. Esta bomba es capaz de generar el flujo sanguíneo necesario para mantener la circulación en el cuerpo.

• Válvulas: Al igual que el corazón humano, el corazón artificial tiene válvulas que regulan el flujo de sangre dentro y fuera de las cámaras de la bomba. Estas válvulas aseguran un flujo sanguíneo adecuado y evitan el retroceso de la sangre.

• Dispositivos de control y monitoreo: El dispositivo está equipado con sistemas de control y monitoreo que supervisan constantemente su funcionamiento y garantizan un rendimiento óptimo.

El funcionamiento del corazón artificial se basa en principios de ingeniería biomédica y se asemeja estrechamente al del corazón humano. Cuando se implanta en un paciente, el dispositivo toma el lugar del corazón enfermo o disfuncional y asume su función de bombear sangre oxigenada a través del cuerpo.

El corazón artificial se conecta quirúrgicamente a los vasos sanguíneos principales, como la aorta y las venas pulmonares, para permitir el flujo sanguíneo adecuado. 

Una vez implantado, el dispositivo es capaz de mantener una circulación sanguínea constante y proporcionar el oxígeno y los nutrientes necesarios a los tejidos y órganos del cuerpo.

Este avance significativo en la medicina cardiovascular ha salvado incontables vidas y ha brindado esperanza a pacientes que de otro modo no tendrían opciones de tratamiento. 

La investigación continua en este campo ha llevado a mejoras en el diseño y la eficacia de los corazones artificiales, allanando el camino para un futuro en el que estos dispositivos puedan ofrecer una solución efectiva y duradera para las enfermedades cardíacas graves.

En Diamante, su ciudad de origen, se decretaron tres días de duelo y se lo proclamó ciudadano ilustre, en memoria de sus aportes y contribuciones a la ciencia argentina e internacional.